Carta de la Presidente

Marzo / Abril 2015


Amigas y Amigos,

En esta ocasión les escribo como Vicepresidenta para hacerles llegar un especial Saludo de Pascua…
El frío y oscuro invierno ya va terminando y empiezan a germinar en el campo las plantas que darán flores en primavera, promesas de vida, de color, de sol; la fiesta de Pascua parece que consagra, con su mensaje de esperanza y de victoria, esta anticipación de Vida y Resurrección.
Cristo Resucitado le indica a todo creyente que el sepulcro está vacío; ese sepulcro donde toda existencia guarda sus dolores y derrotas, sus desilusiones más conscientes, los desgarros morales del alma, aquel sepulcro donde con frecuencia los hombres encierran a sus propios semejantes con una cerradura de indiferencia, de egoísmo, la tumba de una gran parte de la humanidad sufriente.
Pero en ese sepulcro destella la Luz de la Resurrección.
El calor del Amor de Cristo aleja de aquel hipotético lugar de llanto todo aquel hielo mortal que pueda encontrarse en los corazones, aquella cerradura que encierra el sepulcro es removida para que salga la humanidad sufriente al despuntar la aurora de Pascua sin fin, donde todo hombre vuelve a encontrar la dignidad y la alegría de sentirse hijo de un Dios que envía a su Unigénito a rescatarnos a cada uno de nosotros, para llevarnos a una alegría sin ocaso.
“No tengan miedo; Yo he vencido al mundo…”. Este es el canto de victoria del Resucitado que cada uno de nosotros debe meditar en su corazón para comunicarlo a los demás, sobre todo a los más jóvenes.
Los tiempos que atravesamos no son los mejores y las ansias y preocupaciones, sobre todo de naturaleza económica y laboral, se han vuelto constantes y pesadas para muchas de nuestras familias, afectando sobre todo a nuestros jóvenes y comprometiendo el futuro de nuestros hijos. Pero llevamos dentro la certeza de Cristo; debemos convertirnos en comunicadores de la esperanza y de la alegría: esta es la Pascua y el mensaje que encierra; esta es la fiesta de la Victoria de la Vida… el resto no importa.
Y también recordamos… “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos…”. Entonces, ¿Por qué temer si a esta gran certeza agregamos otras que es la de tener a nuestro lado a una dulcísima Madre que nos conduce hacia Él?
Este es mi saludo, mi deseo, queridas Exalumnas y queridos Exalumnos: que tengamos una Pascua llena de verdadera alegría y serenidad, que nacerán solo en un corazón que se siente amado… ¡por el Amor!
¡Felices Pascuas!

Paola Mancini

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